Obama, tras su llegada al poder, luchó arduamente para tener el derecho de conservar su teléfono inteligente fetiche, un Blackberry, pero se trata de un modelo especial adaptado por el Servicio Secreto, la policía de élite que le protege, con el fin de evitar en particular la posibilidad de una geolocalización.
Y es que Blackerry es conocido por su gran seguridad de encriptación, una de las razones por la que todavía es popular en Washington, incluso cuando el dispositivo pierde cuota de mercado frente a otros teléfonos inteligentes como el fabricado por Apple.
No obstante, las dos hijas adolescentes del presidente estadounidense sí utilizan iPhones para comunicarse, "parecen pasar mucho tiempo usándolo", comentó el mandatario en la misma reunión con jóvenes de su país.
Con información de El Universal y elpais.com.uy.
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